Llámese “El Hombre de negro“, “El Jinete Fantasma en el Cielo” o “El Hombre que no podía llorar“, no importa cuál sea su apodo, pocas frases en el mundo de la música han sido tan definitivas y lapidarias como su sola presentación: ‘’Hello, I´m Johnny Cash’’.

Johnny es la representación de toda la culpa, el remordimiento y la cruda introspección característica de sus letras, mientras que Cash es sinónimo de rock n’ roll y country, combina la introspectiva personalidad del hombre meditabundo con sus influencias musicales y el resultado será uno de los artistas más influyentes del siglo pasado, cuyo legado trasciende géneros, estilos y épocas.

Algunas de sus canciones tocaban temas como el arrepentimiento, la soledad y el desasosiego (Home of the Blues,’Don’t Take Your Guns to Town y ‘Man in Black), mientras que en otros de sus temas usaba el sarcasmo y la ironía para desquitarse de su siempre convulso entorno (‘A Boy Named Sue‘,’Big River‘,’Cocaine Blues), no por casualidad su influencia ha sido clave para músicos que van desde Joe Strummer hasta Chris Cornell.

Lo irónico de este compositor norteamericano, es que su nombre es un pilar del rock n’ roll, del country, del folk, de la música góspel y del blues, pero su estilo musical era tan atrapante y simplista que la influencia de todos estos géneros era imperceptible y su sello personal nunca ha sido igualado.

Cash fue parte de los Highwaymen junto a los también legendarios Willie Nelson, Kris Kristofferson y Waylon Jennings, además, su vida y relación con su amada June Carter están parcialmente retratadas en la película Walk the Line de Joaquim Phoenix y Reese Witherspoon.

Esta semana se cumplieron 15 años de la muerte de este gigante de la música, que inició su carrera en  Sun Records, de donde también surgieron Elvis Presley, Jerry Lee Lewis y Carl Perkins a mediados de los 50’s;  músicos irrepetibles, parte de nuestra cultura y genios sin comparación.

Escrito por: Carlos Alberto Rodríguez