Por: Lithus Arrieta Pérez

El Covid-19 ha tenido un impacto muy agresivo en casi todas las industrias y/o sectores comerciales de Costa Rica y el mundo, y aunque ya oficialmente nos dejó sin conciertos durante el 2020, no ha podido derrotar la avalancha de música que sigue saliendo cada semana.

La banda nacional The Mad Goats es un ejemplo vivo de ello, ya que en plena pandemia con todas las complicaciones que eso representa, decidieron publicar su álbum debut, Rising of the Goats, que se compone de cinco canciones y fusiona distintas tendencias musicales que van desde lo clásico hasta lo experimental.

Esta es la segunda producción discográfica de esta agrupación, pero la primera producida en estudio formalmente y busca evocar sentimientos y emociones a través de distintas texturas rítmicas.

Esta banda que se formó en el 2015 con un norte más Stoner Rock Psicodélico, se atrevió a explorar otras sonoridades y construyeron una idea musical que viaja por el rock, el sludge, el doom, el alternativo e incluso algunos matices de progresivo.

En el 2016 habían lanzado su primer EP bajo el título de su propia banda, algo bastante común en agrupaciones jóvenes que buscan sellar el inicio de una manera memorable. Esta producción se hizo desde una iniciativa de Bernal Chaves en el espacio de L.E.S  Express, en la que se buscaba producir música para bandas emergentes.

El EP Mad Goats fue nominado a mejor álbum de los Premios ACAM en su momento y aunque no ganó, representó un punto de partida para el grupo.

No obstante, no fue sino hasta un periodo entre el 2017 y 2018 que se sentaron las bases de lo que sería el sonido que la banda quería plasmar en su nuevo material, mismo que fue grabado, mezclado y masterizado por Adrián Martín en Vintage Studio.

El nombre y el arte de Rising of the Goat se basan en Amalthea, musa de la mitología griega y a veces se representa como la cabra que amamantó al dios Zeus.

“Básicamente las letras expresan contenidos de crítica social como religión, género, consumismo, matonismo y masculinidades. El hecho de tocar “música no tradicional” no implica que nos desliguemos de nuestro contexto y de la necesidad de expresar el inconformismo social”, expresó Osvaldo Coto.

Rising of the Goat se enmarca dentro de un sonido que nos conecta con música que nos vio crecer, que formó y marcó a muchas personas apasionadas del rock y sus géneros hermanos, como lo fue el sonido de Alice in Chains en su momento.