Por: Lithus Arrieta Pérez

La cultura del metal se ha transformado significativamente en la última década y con ello el sonido del género como tal, algunas tendencias a nivel global se emulas en otras producciones del llamado tercer mundo, por eso  quisimos explorar con tiempo la metamorfosis de Sight of Emptiness y su nueva producción: Redemption.

Este material discográfico que vio la luz en junio del 2020 ha dado mucho de qué hablar dentro y fuera de Costa Rica, ya que representa un nuevo capítulo para Sight, uno que algunos han tomado por bien y otros no tanto. 

Redemption se compone de ocho canciones que paulatinamente nos sorprenden como oyentes; las primeras cuatro se asemejan un poco más al sonido clásico que estábamos acostumbrados desde el 2005, cuando el black, el melodic y el death metal fueron pilares del sonido de la banda, sin embargo después de “Omens and Dreams”, comienza la verdadera aventura, una que solo será realmente apreciada por usuarios de mente abierta.

“Este proceso más que diferente, acoplado a lo que es la evolución que el grupo de una u otra forma tenía que tener, quiso tomar y nos sentamos a pensarlo desde una perspectiva bastante amplia. Para la banda siempre ha sido un reto reinventarnos, evolucionar y no limitarnos a lo que el mercado está dictando”, mencionó Eduardo Chacón, vocalista de la banda.

Este disco fue producido por Thomas “Plec” Johansson, un reconocido productor internacional que también ha trabajado con bandas como Opeth, Miseration, Centinex, Nuclear Assault, Armageddon y muchos otras; además ha ganado múltiples grammys de oro y platino.

Sumado a esto, debemos entender que estamos hablando de un disco que fue masterizado en “The Panic Room” en Suecia y que viene a ser el que revive la actividad de la banda tras casi seis años de silencio discográfico. El último material había sido Instincts que salió en el 2014 y contó con la participación de artistas como Glen Drover (ex Megadeth), Ralph Santolla (Deicide, Obituary), Christian Älvestam (ex Scar Symmetry), e incluso el entonces ministro de Cultura, Manuel Obregón.

Con esto concluimos que Sight of Emptiness sacó un disco de valientes que probablemente es, a la fecha, una de sus mejores producciones de estudio y del calibre de cualquier material de primer mundo. Redemption, con sus pasajes de industrial y matices de beats electrónicos, es un disco muy avanzado a su época y tal vez, sólo talvez, si proviene del 2045.

Un nuevo capítulo para el futuro del metal. Subversivo, provocativo y profundo para tus sentidos. Sube tu mente a esta seductora banda sonora. El año es 2045, bienvenido al más allá. La REDENCIÓN de tus emociones te liberará, colocará tu alma perdida en una dimensión posterior a la furia … ¿Estás dentro?”, menciona la banda en la descripción de su más reciente material.

La transformación que se ha dado a lo interno de la cultura del metal se ha visto polarizada por opiniones muy rígidas, en las que, una parte del gremio considera que el sonido del género debe apegarse a las tendencias clásicas mientras que otra parte del sector aboga por la incorporación de nuevos elementos sonoros.

“Todo el trabajo previo al álbum dió resultados de una manera bastante óptima y eso fue lo que nos re confirmó que este disco no fue un riesgo, simplemente fue un trabajo bastante honesto y liberador que llegó a satisfacer nuestras necesidades como músicos y nuestros gustos musicales”, agregó el vocalista de Sight en entrevista con Lit by Lit.

Lo cierto es que en el mercado hay espacio para todos y como dice el dicho “para gustos, colores”. Ojalá Redemption sea un impulso para otras bandas y artistas a explorar nuevas sonoridades dentro del género, mismas que rompan con estigmas clásicos de cómo debe o no, sonar un álbum. Así como lo hizo Billy the Kid en su momento y lo siguen haciendo otros referentes nacionales como Will of the Mountain, Sinistra, Times Forgotten, Nostoc, entre otros.

Desde Lit by lit creemos que la industria musical debe trabajar más en pro de aplaudir los esfuerzos que hagan valer la satisfacción propia del artista y no solo la que se dicta bajo la aprobación de las masas, ya que son los artistas quienes se ven sometidos a las dificultades diarias que exige ser un músico en latinoamérica y cualquier parte del mundo.