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Muy de acuerdo a su estilo, David Bowie no solo lanzó su disco Blackstar para coincidir con su cumpleaños #69 –el 8 de enero– también lo usó para decirle adiós al mundo.

Una batalla de 18 meses contra el cáncer de la que pocos sabían llegó a su trágico fin el 10 de enero, pero Bowie proveyó pistas sobre su condición terminal para sus fans y seguidores en lo que fue su último video musical.

Lanzado apenas hace 4 días, el video para el single “Lazarus” fue la despedira de Bowie, abriendo con un frágil cantante cuyos ojos estaban vendados, acostado en una cama. Sus primeras palabras “look up here, I’m in heaven/I’ve got scars that can’t be seen”, es ahora una obvia admisión de su pobre salud, más allá de una fantástica reflexión sobre moralidad. Pronto se vuelve obvio que la cama en la que está es la de un hospital y Bowie empieza a flotar sobre ella, significando su transmutación al otro lado – sea lo que este sea.

Miren por acá:

Conforme Bowie se retuerce por la cama, tratando de liberarse, otro Bowie aparece, un Bowie vestido de negro, erguido, de pie, un Bowie que todavía puede posar, expresar, tomar un bolígrfo y crear. La inspiración lo invade y escribe velozmente en un cuaderno, mientras que el otro Bowie continúa convulsionando. 

Mientras escribe, vemos una calavera colocada omniosamente en su escritorio, el espectro de la muerte acechando sobre Bowie y su creación final, antes de que se retire a un guardarropa de madera, una especie de ataúd para el ícono del estilo y la moda.

“Su muerte no fue diferente a su vida – una obra de Arte. Él hizo Blackstar para nosotros como un regalo de despedida… Fue un hombre extraordinario, lleno de amor y vida. Siempre estará con nosotros”, dijo Tony Visconti, productor por muchos años de Bowie.

Creativo hasta el final, el video de “Lazarus” es una forma triste de decir adiós, pero la más apropiada de todas. 

Vía NME.

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