La mayoría de bandas que quieren pegarla en grande hacen su peregrinaje desde sus ciudades de origen a grandes urbes como Nueva York, Londres y Los Ángeles. El caso de The Lumineers fue al contrario. Wesley Schultz y su amigo Jeremiah Fraites empacaron todas sus pertenencias y viajaron desde Ramsey, Nueva Jersey hasta Denver, Colorado en el 2005.
Ya afincados por allá, pusieron un anuncio en Craigslist buscando un cellista. La primera persona en responder fue Neyla Pekarek, nativa de Colorado y educada clásicamente en el instrumento. Así se constituyó un trío musical que dio sus primeros paso en el club Medowlark: poco menos que un sótano con cerveza barata donde todos los martes por la noche se hacía presente una audiencia sedienta de escuchar a los nuevos cantautores de la ciudad.
Así, el sonido de The Lumineers fue tomando forma: un amalgama de rock acústico y sentimental con melodías pop y sonidos predominantes del folk.
En 2011 grabaron su primer EP y se fueron de gira de manera independiente. Poco tiempo después, empezaron a atraer fanáticos devotos quienes rápidamente conectaron con canciones con influencia de americana como “Ho Hey” y “Stubborn Love” las cuales remiten a bandas como Avett Brother y Mumford & Sons.
Otros temas como “Slow it Down” y “Dead Sea” más bien denotan la influencia de tales como Jeff Buckley y Ryan Adams. Ver a la banda en vivo, se dice, es toda una experiencia que se vive en comunidad y revitaliza el espíritu.
Los últimos años han visto un renacer de la música folk y han generado un gran interés de las nuevas generaciones en los sonidos rústicos y tradicionales del folclor norteamericano. The Lumineers caminan por esa vía con una sencillez musical acompañada de melodías poderosas e inolvidables.
El 2012 fue un gran año para la banda, la cual fue nominada a dos premios Grammy y logró colocar a “Ho Hey” en las principales listas de popularidad a través del mundo. Para el 2013, han sido ficha infaltable de la mayoría de festivales importantes de su país natal.
