En uno de los momentos más significativos de la historia musical reciente de Costa Rica, el virtuoso músico británico Jacob Collier ofreció un concierto inolvidable junto a la Orquesta Filarmónica, bajo la dirección del maestro Marvin Araya. El Parque Viva estuvo completamente lleno y rendido ante el carisma, la creatividad y el talento de Jacob, del maestro Araya y de cada uno de los integrantes de la orquesta.

Desde la tarde, familias, grupos de amigos y público de todas las edades disfrutaron del regalo de un clima sin lluvia, en un ambiente festivo que recordaba a una feria. La puntualidad marcó la noche: a las 7 en punto se escucharon los primeros sonidos de la orquesta afinando, y poco después apareció Jacob en el escenario con una energía arrolladora. Desde ese instante, todo fue emoción, alegría, lágrimas y miles de voces vibrando al unísono.

 

El viaje musical comenzó con Every Little Thing She Does is Magic (The Police), seguido de una de las piezas más conocidas de Jacob, Little Blue. Luego llegó Djesse, tema que el propio artista describió como la tierra sobre la que se cimentó la serie de cuatro álbumes que llevan ese nombre.

 

Uno de los momentos más impactantes de la noche ocurrió cuando Jacob interpretó con su voz la parte de violín de un movimiento de Bach, acompañado por la concertina de la Filarmónica, Mercedes Rodríguez. La combinación de virtuosismo y sensibilidad fue apreciada de gran forma.

 

El repertorio incluyó también las originales Lua, All I Need y Summer Rain, además de sorprendentes versiones de Human Nature  (Quincy Jones) y de la tradicional canción de folk brtiánico: Wild Mountain Thyme.  Otro instante memorable fue la improvisación en la que Jacob fue dando instrucciones a las diferentes secciones de la orquesta para, después de algunos minutos, construir una emotiva versión de Bittersweet Symphony” (The Verve). El público respondió con una ovación de pie que se prolongó durante varios minutos.

 

La espontaneidad se apoderó del cierre: al anunciar Jacob que quedaba una última canción, el público se levantó de sus sillas y se acercó a la tarima para disfrutar de All Night Long(Lionel Richie); a partir de ahí se armó una verdadera fiesta. Como encore, Somebody to Lovede Queen puso el broche de oro a una noche perfecta.  Por si todo esto no fuera suficiente, el artista sorprendió en medio de esta última canción con una interpretación inolvidable de “Soy Tico“, provocando la euforia de los asistentes, entre los que estaba el compositor del tema, Carlos Guzmán.

 

Jacob conectó enormemente con el público costarricense, ofreciendo intervenciones con mensajes profundos cargados de emoción y sinceridad. Al final, la energía compartida dejó la sensación de haber sido testigos de uno de los conciertos más memorables en la historia  de la música en vivo en Costa Rica.

 

 

Fotos: José Jiménez @josjimca