La música electrónica es capaz de movernos todas las fibras del cuerpo y, al mismo tiempo, provocarnos experiencias y sentimientos muy íntimos. El valor de este género para la diversidad musical siempre ha sido determinante, al punto de que por sí mismo, ha logrado generar una cultura que unifica y asocia varias comunidades.
Poco a poco, distintas personas se han unido para darle a esta música un espacio digno dentro de nuestras fronteras y, en definitiva, uno de los proyectos estrella que ha trabajado por esto es DJ Lab.
Este viernes 28 de junio, el colectivo de djs celebró la segunda fecha de RIDE, un evento en donde convergen las propuestas y los beats. ¿Cómo? El formato es sencillo, primero se abre un espacio de diálogo (tipo conversatorio) para que exponentes de la escena local compartan sus visiones e historias sobre su carrera como djs.
Al mismo tiempo, un micrófono abierto al frente del escenario está disponible para que cualquier persona del público pregunte y ayude a dinamizar la actividad. Luego del conversatorio viene la fiesta y el dance floor se vuelve el protagonista de la noche.
En esta ocasión, se hicieron presentes dos músicos con una amplia trayectoria: el legendario Zurdo (Santos&Zurdo) y Paul Wolsch, dj destacado de Club Vertigo. Además, los acompañó el Dr. Carlos Hernández Cuevas, un médico cirujano distinto al resto y con el que se puede hablar sobre drogas sin prejuicios. Precisamente, este y otros temas fueron los que ayudaron a construir el ride de la noche: descifrar la cultura electrónica de Costa Rica.
La conversación fue moderada por Esteban Howell, quien sostuvo una profunda y personal charla donde los expositores alegaron por la presencia de más mujeres djs en los lineups de festivales y conciertos, el uso responsable de drogas como intensificadoras de la creatividad y las sensaciones, así como el significado de la comunidad LGTBIQ+ en la música electrónica y la apertura de campos más seguros para la diversidad.
Además, se habló sobre el respeto al espacio personal y el disfrute individual en los clubes y, por supuesto, la importancia de unir esfuerzos para levantar y sostener cada vez más el nicho que disfruta la música electrónica en el país.
Porque con solo bailarla la música no crece. Este tipo de eventos son escasos en el país y proyectos como DJ Lab están intentando traerlos a nuestra cultura con propuestas novedosas, particulares y educativas. Quizá no se puedan resolver todos los problemas conversando, pero sí encontrar soluciones en conjunto para atenderlos.
“El intercambio no pretende encontrar respuestas concretas sino estimular la capacidad de mirarnos como somos y conocernos mejor, con el impulso de fortalecer una cultura enriquecida con diversas de experiencias”, detalla esta comunidad de creadores en su sitio web.
Al terminar el conversatorio, las luces neón y los decibeles se apoderaron de la Cantina SCCA. El público se puso de pie, compró algunas birras y se puso a bailar. Venir con la mente abierta a descubrir sonidos y texturas fue la clave para irse de ride con los sets de los y las djs, quienes tocaron hasta las 6:00 a.m. Nadie tomó fotos en toda la noche porque a la entrada del bar, a todos y todas, nos taparon ámbas cámaras del celular. ¿Por qué?
La organización afirma que “el evento se trata de disfrutar del presente, de la música, los sonidos, lo que sentimos y la gente con la que compartimos, teniendo presente su derecho a la privacidad, a expresarse y a disfrutar de esta experiencia como cada quien quiera hacerlo, siempre en buen ride”. Es por esto que las fotos y videos salen sobrando, para que la intimidad quede a flote y los recuerdos sean aún más relucientes.
Si quieren vivir esta experiencia y ayudar a seguir construyendo esta cultura electrónica en Costa Rica, estén atentos a las redes de DJ Lab y 104.7 Hit, pronto se vienen más fechas.